"La
inteligencia consiste no sólo en el conocimiento, sino también en la destreza
de aplicar los conocimientos en la práctica" (Aristóteles)
Si
la sociedad cambia y si varían los sistemas de producción, ¿la escuela, como
ente motor del cambio de esta sociedad, se estará también transformando?
Este
interrogante no es fácil de responder, ya que, en el ambiente escolar, el clima
organizativo, la forma de practicar la docencia y los sistemas de formación de
la mayoría de los profesores son muy similares a los del siglo pasado, pero se
aprecian oportunidades de renovación.
Respecto
a estas oportunidades y transformaciones que se hacen evidentes, distintos
autores y publicaciones van planteando, van señalando, por ejemplo, que, en la
esfera pedagógica, «ha habido un cambio paradigmático de indudables
consecuencias: la educación ha pasado de un paradigma “instruccional” que
acentúa la enseñanza y el profesor, a un paradigma “personal”, centrado en el
aprendizaje y en el alumno que aprende» (Beltrán y Pérez, 2003).
Estamos
viviendo, por consiguiente, en una sociedad del conocimiento, donde la
«información que está ahí es fácilmente accesible para todos y el profesorado siente
que ya no es su único depositario, sino que debe formar al alumnado en el uso
de las herramientas necesarias para localizarla y transformarla en conocimiento»
(García, 2004), situación que requiere de profesionales de la educación que
estén en una actualización constante para satisfacer dichas demandas. Es sabido
que, si no se cuenta con los profesores como aliados de la innovación y el
cambio, es probable que las propuestas de mejora se queden sólo en
planteamientos teóricos de buenas intenciones.
(CANALES,
R. Y MARQUES, P.: Factores de buenas
prácticas educativas con apoyo de las TIC)
¿Qué
consideramos buena práctica educativa?
Según
he podido observar, las definiciones que más se ajustan a lo que considero una
buena práctica educativa son las dos siguientes:
-
“Las
intervenciones educativas que facilitan el desarrollo de actividades de
aprendizaje en las que se logren con eficiencia los objetivos formativos
previstos y también otros aprendizajes de alto valor educativo”.
-
“Un
proceso de cambio que debe incidir en las formas de construcción del
conocimiento, en la configuración de nuevos entornos de enseñanza-aprendizaje y
en la transformación de la cultura escolar y docente”.
Según
lo indicado anteriormente, y reflexionando sobre las buenas prácticas que se
realizan en el centro de Ses Païsses, podría determinar que aún a pesar de que
es cierto que la sociedad actual está cambiando y que vivimos rodeados de muchísima
información y nuevo conocimiento, en el centro todavía no se incluyen las TIC
como herramientas de aprendizaje y desarrollo de las capacidades de los
pequeños. Así pues, teniendo en cuenta este hecho, me centraré en la
metodología llevada a cabo a la hora de realizar diversas actividades.
BUENA
PRACTICA DE AULA
La
semana pasada, aprovechando que se avecinaba el día de Sant Jordi, la tutora de
mi aula decidió, a partir de unos dibujos plastificados, explicarles la leyenda
de Sant Jordi tres días antes del día señalado.
La
leyenda narraba la historia de un dragón que comía fruta y verdura y desde
hacía tiempo no encontraba sustento en ningún lugar. Un día, mientras
sobrevolaba la ciudad de Ibiza se encontró con una joven princesa, asomada a la
ventana de su alcoba, que suspiraba y se lamentaba por no encontrar a nadie con
quien jugar. Resulta que entre el dragón y la princesa surgió la amistad. La
princesa le ofreció un gran manjar a cambio de que la llevara a lomos y
sobrevolaran juntos la ciudad. Así fue como el pueblo, aterrado por la presencia
del dragón quien llevaba consigo a la princesa avisó al rey de la noticia quien
a su vez decidió llamar al caballero Sant Jordi para ir en su rescate.
El
caballero consiguió dar con la princesa y el dragón, enseguida se enfrentó a
éste quien al sentir el peligro huyó y se escondió en una de las cuevas de
Ibiza… aún hoy nadie sabe cuál…
El
caballero quedó prendado de la princesa y como muestra de ello le regaló una
rosa, la princesa, a su vez, para mostrarle su gran afecto le regaló un libro.
El
primer día los niños escuchaban con atención el relato. Intervenían y
comentaban entusiasmados aspectos sobre el dragón, la cueva, el caballero…
El
segundo día, la maestra ya les hacía preguntas como: “¿Recordáis que comía el dragón?” “¿Dónde se escondió?”
Ambos
día la tutora utilizó el espejo del aula para ir enganchando las imágenes conforme
explicaba la leyenda, y los niños permanecían sentados alrededor de la
colchoneta. Sin embargo, el día de Sant Jordi, la tutora utilizó los propios
recursos del aula para ambientar el cuento, esta vez los niños se sentaron en
las diferentes mesas.
La
maestra les iba explicando de nuevo la leyenda, haciéndoles partícipes a ellos,
utilizando los rincones del aula y desplazándose por todo el espacio (la
cocinita para representar el momento en el que el dragón comía fruta, el rincón
del mar para cuando se escondió en la cueva el dragón, etc.). Observé que los
niños estaban muy absortos en la historia.
El
aula tiene un porche, cerrado con grandes ventanales de aluminio, a través del
cual los niños salen al patio. El día que se realizó el experimento, cubrimos
todo el suelo de una gran cantidad de algas marinas y, en un extremo del porche
colocamos una mesa cubierta con papel de mural, trazos de pintura de diferentes
colores y algas sobre la mesa.
Esta
experiencia fue de gran motivación para los niños. Hubo quien se pasó prácticamente
todo el rato experimentando con las algas, lanzándolas al aire, pisándolas,
tocándolas, etc. Otros enseguida se dirigieron a la mesa y, sin ningún tipo de instrucción
prefijada, cogían las algas y las deslizaban sobre el papel de mural a modo de
pincel.
BUENA
PRACTICA DE CENTRO
Entre
otras, me parece una buena práctica de centro la manera en cómo se lleva a cabo
la celebración de cumpleaños de aquellos niños que durante el curso cumplen un
año más.
Es
costumbre que algún familiar de dicho niño traiga al centro un pastel, habitualmente
hecho en casa. Durante el almuerzo, el niño protagonista lleva una corona de
cumpleaños hecha en el propio centro y, entre todos los compañeros, de todos
los niveles, una vez han acabado de desayunar, le cantan el cumpleaños feliz.
Luego el pastel se reparte entre todos los niños presentes.
Grupos heterogéneos
Otra
buena práctica a nivel de centro: Los grupos heterogéneos.
Durante
el trimestre anterior se realizó el proyecto del mar en todas las aulas. Una
vez por semana, en un espacio interior del centro, se preparaban varias mesas
con gran contenido marino: agua, conchas, esponjas, sal, arena, etc. y
aproximadamente 4 niños de cada una de las aulas compartía ese espacio y ese
momento de experimentación con el resto.
Resultaba
muy interesante observar a los niños de tan distintas edades, desde un año
hasta tres, manipulando y experimentando con el material diverso.
¿Por
qué las considero buenas prácticas?
En
primer lugar, si me centro en el diseño y planificación de dichas actividades,
observo lo siguiente: las prácticas responden a las demandas de los niños, del
profesorado y también de las familias; los objetivos fijados están en
consonancia con el contexto y los niños; se incluyen en la planificación, aunque
en algunas de las actividades de manera indirecta, objetivos, competencias,
contenidos y metodología y por otro lado están previstos los espacios, los
momentos, los medios y los recursos necesarios para su desarrollo. Además el
profesorado responsable de la práctica funciona como equipo, desarrollando un
trabajo colaborativo. Por último también observo que la mayoría de las veces se
prevé la cooperación con las familias cuando es necesaria para el desarrollo de
la práctica.
En
segundo lugar, basándome en el desarrollo de la práctica, observo que la metodología
utilizada resulta adecuada para la consecución de las competencias y objetivos
programados; los pequeños muestran interés y motivación hacia las actividades
propuestas; se respeta la planificación en lo referente a espacios, tiempos,
apoyos y recursos; no se aprecian conflictos y tensiones entre el personal del
centro y por tanto se establece un clima de confianza en el éxito por parte del
profesorado.
En
tercer y último lugar, en cuanto a la valoración, aún a pesar de que no emplean
diversos instrumentos ni registros para la recogida de datos y, por tanto, no
parece existir una evaluación directa de la práctica, observo que la mayoría de
veces se valora la implicación del trabajo por competencias a través de los
resultados de la propia práctica mediante las propias reacciones de los
pequeños. Si bien es cierto que hay ciertas prácticas que se mantienen a lo largo de los diferentes años académicos
y, que dan muy buenos resultados (como por ejemplo la práctica de grupos heterogéneos)
las prácticas más innovadoras (como por ejemplo la de la leyenda de San Jordi)
también han sido exitosas.
Por
consiguiente, y como conclusión, personalmente considero que una buena
práctica, es aquella que, atiende a las necesidades de los pequeños, les ayuda
a desarrollar y fomentar al máximo sus capacidades y, por otro lado presenta
una mínima estructuración y previsión pero mantiene cierta flexibilidad.
Las
cuatro prácticas comentadas presentan estos matices. Evidentemente también
observo detalles que me hacen reflexionar, como por ejemplo en la actividad del
día del cumpleaños me pregunto: ¿qué pasa con aquellos niños que no cumplen
años durante el curso escolar?¿Y aquellos que las familias no se involucran y
no traen ningún pastel para compartir?’¿Experimentan los pequeños esta experiencia como satisfactoria y especial independientemente de que ellos nos lleguen a ser los protagonistas?
No
obstante, sigo considerándola una buena práctica. Es un momento en el que se le
da el protagonismo a uno de los niños y a la vez a todos. El hecho de dividir
el pastel no únicamente entre los compañeros de clase del niño en cuestión sino
entre todo el centro creo que es una muy buena filosofía en cuanto a cultura de
centro, este hecho puede hacer sentir especiales a todos los niños.
3.1 Durante mis reflexiones suelo hacerme preguntas que me ayudan a mejorar mi práctica
4.1 Habitualmente intento apoyarme en la teoría aprendida para fundamentar mis propias opiniones.